Recibido: 6 de septiembre de 2025

Conflicto de Intereses:

El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionados con el artículo.

Contribución de Autoría:

No aplica

Agradecimientos:

No aplica

Financiación:

No aplica

PrePrint:

No publicado

Aprobado: 21 de septiembre de 2025

Derechos de Autor:

Los derechos de autor son mantenidos por el autor, quien otorga a la Revista Científica Universitaria Ad Hoc los derechos exclusivos de primera publicación. El autor podrá establecer acuerdos adicionales para la distribución no exclusiva de la versión del trabajo publicado en esta revista (por ejemplo, publicación en un repositorio institucional, en un sitio web personal, publicación de una traducción o como capítulo de un libro), con el reconocimiento de haber sido publicada primero en esta revista. En cuanto a los derechos de autor, la revista no cobra ningún tipo de cargo por el envío, el procesamiento o la publicación de los artículos.

Cómo citar (APA, séptima edición):

Viltre Coss, C.E. (2025). Extractivismo contemporáneo en África: ¿minería sostenible o acaparamiento verde? Revista Científica Universitaria Ad Hoc. 6 (4). p 55- 66.

resumen

El presente trabajo analiza las actividades de los actores internacionales más relevantes inmersos en el extractivismo contemporáneo en África y su impacto en la soberanía económica regional, con el objetivo de determinar si los discursos retóricos sobre minería sostenible y capitalismo verde constituyen una forma de acaparamiento. Mediante el análisis de conceptos como extractivismo y acaparamiento verde se evalúan las estrategias de Estados Unidos, la Unión Europea, China, Rusia y Emiratos Árabes Unidos. Los principales resultados revelan que, si bien estas potencias promueven discursos de desarrollo sostenible y transición energética, sus prácticas reproducen dinámicas de dependencia neocolonial. De igual forma, lejos de fomentar la industrialización local, las cadenas de valor se concentran fuera de África y las comunidades locales sufren desplazamientos. Se concluye que la minería sostenible opera como una coartada que legitima la extracción a gran escala, exacerbando la subordinación del continente en la economía global y agravando la precariedad socioeconómica local, por lo que el fenómeno se caracteriza más como acaparamiento verde que como un genuino desarrollo.

Palabras Clave: Acaparamiento verde, África, capitalismo verde, extractivismo, minería sostenible.

ABSTRACT

This study analyzes the activities of the most relevant international actors involved in contemporary extractivism in Africa and their impact on regional economic sovereignty, with the objetive of determining whether the rhetorical discourses about sustainable mining and green capitalism constitute a form of green grabbing. Through the analysis of concepts such as extractivism and green grabbing, the strategies of the United States, the European Union, China, Russia, and the United Arab Emirates are evaluated. The main findings reveal that, while these powers promote discourses of sustainable development and energy transition, their practices reproduce neocolonial dependency dynamics. Likewise, far from promoting local industrialization, value chains are concentrated outside Africa, and local communities suffer displacement. It is concluded that sustainable mining operates as a pretext that legitimizes large-scale extraction, exacerbating the continent’s subordination in the global economy and worsening local socioeconomic precarity, thus characterizing the phenomenon more as green grabbing than as genuine development.

Keywords: Africa, extractivism, green capitalism, green grabbing, sustainable mining.

introducción

El continente africano ha albergado durante siglos grandes reservas de recursos naturales (RR.NN.), condición que ha suscitado históricamente el interés de actores extrarregionales en función de su crecimiento económico. Actualmente, las necesidades que impone el desarrollo industrial y tecnológico de estos países han implicado un aumento de su presencia en el territorio africano con el propósito de extraer RR.NN. esenciales.

Ante esta realidad, el experto en el tema Eduardo Gudynas (2018) ha definido el término extractivismo como un tipo de apropiación de RR.NN. “en grandes volúmenes y/o alta intensidad, donde la mitad o más son exportados como materias primas, sin procesamiento industrial o procesamientos limitados” (p. 62).

El fenómeno en África es impulsado principalmente por actores globales como Estados Unidos (EE.UU.), la Unión Europa (UE), China, Rusia y Emiratos Árabes Unidos (EAU), quienes se presentan como dinamizadores del mercado laboral y promotores del desarrollo en el continente a través de diversas estrategias en sectores como la minería, el transporte, la agricultura, entre otros.

Sin embargo, dichas iniciativas han propiciado, en última instancia, la extracción de RR.NN. y su aprovechamiento fuera del continente, generando grandes latifundios, mayor acaparamiento de tierras, contaminación ambiental y desplazamientos de comunidades locales (Moyo, 2011). Como consecuencia, el extractivismo ha reproducido patrones de dependencia que, unidos al contexto de la crisis climática global y la creciente competencia geopolítica entre potencias, sitúan al continente africano como epicentro de este fenómeno.

En los últimos años los minerales críticos1 han emergido como recursos esenciales para el avance tecnológico y la transición energética hacia fuentes de energía renovables, ya que son fundamentales en la producción de drones, aviones de guerra furtivos, teléfonos celulares, vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, y otros productos relevantes. El cobre y las tierras raras son algunos de los minerales críticos de mayor producción y estos son dominados a nivel mundial, principalmente por China. La creciente estrategia minera del gigante asiático en el continente africano ha entrado en contradicción con los intereses de EE.UU. y la UE, actores que han desarrollado disímiles proyectos para reducir la presencia de China en el territorio y su capacidad como principal socio económico de África.

Es por ello que se plantea como objetivo principal de la presente investigación analizar el impacto del extractivismo contemporáneo en África. Para dicho propósito, se evaluará el papel de los principales actores internacionales inmersos en el sector minero del continente, así como la disyuntiva que surge, en torno a la catalogación de sus prácticas, entre minería sostenible o acaparamiento verde2.

desarrollo

La transición energética3 ha reconfigurado las estrategias geopolíticas de las potencias mundiales por la importancia de los minerales críticos en los últimos años. Esto, ha propiciado el incremento de sus intereses sobre territorios que, aunque ricos en minerales estratégicos, presentan limitaciones en cuanto a financiamiento y desarrollo de infraestructura.

Dicho proceso ha convertido al continente africano en un importante espacio para los grandes actores globales y su competencia por los RR.NN. necesarios para la transición energética. Ello ha dado lugar al extractivismo contemporáneo africano, el cual puede analizarse bajo la perspectiva crítica ofrecida por el especialista africano Sam Moyo (2011) quien, a pesar de no referirse al término de manera explícita, resalta que este fenómeno no solo propicia el acaparamiento verde, sino que favorece el incremento de la dependencia por parte del campesino u obrero y de la subordinación del continente al capital monopolista (p.73).

La subordinación y lucha geopolítica condiciona, en el continente africano, diferencias en los métodos extractivos, pero no en el propósito ciertamente declarado. Cabe destacar que estos elementos de subordinación vienen dados por siglos en los que principalmente países europeos marcaron la estricta relación metrópoli-colonia con África, y en los que surgió el denominado extractivismo clásico. Es decir, el extractivismo contemporáneo africano es una adaptación del fenómeno clásico del que se deriva, y aunque mantiene escasos beneficios para el continente, se le otorga una mayor participación a los Estados africanos.

Actualmente, habiéndose producido la descolonización formal, se ha mantenido presente la dependencia económica comercial, de ahí que los principales países receptores de materias primas provenientes de África, y los mayores inversores en dicho territorio, sean europeos, en conjunto con países como EE.UU. y China.

Estrategia de EE. UU. y la UE en África

El concepto de extractivismo ha estado ausente en la historia de las narrativas occidentales que, moldeadas principalmente por EE.UU. y la UE, han justificado el control de los recursos y minerales estratégicos, tomando por bandera el capitalismo verde4 y la minería sostenible.

En medio de la transición energética, y la lucha constante por los RR.NN. y los minerales críticos, Occidente ha hecho uso de discursos defensores del desarrollo y la sostenibilidad. En muchos casos, estas posturas son adyacentes a lo que se conoce como “Green New Deal”5 y “European Green Deal”6. A través de estas dinámicas, en el sector minero han sido desarrolladas diversas estrategias, dígase la implementación de proyectos estratégicos o la aprobación de normativas regulatorias (Congreso de Estados Unidos, 2019; Unión Europea, 2019).

Por un lado, la Asociación de Seguridad de Minerales (MSP, por sus siglas en inglés) es una iniciativa lanzada por el Departamento de Estado de EE.UU. (2022), que promueve una estrategia para alcanzar una minería medioambientalmente sostenible, así como promover el reciclaje de las tecnologías y diversificar las cadenas de suministro de minerales críticos. Posteriormente, en el año 2024, se creó el Foro de la Asociación para la Seguridad de los Minerales (MSP Forum), una nueva plataforma para ampliar el alcance de dicha asociación y a la que se unieron otros países, incluyendo algunos africanos como la República Democrática del Congo (RDC) y Namibia (Unión Europea, 2024).

Sin embargo, al analizar estas iniciativas, resulta evidente que no surgen para desafiar el extractivismo, sino para modernizarlo y adaptarlo al discurso medioambientalista de estas potencias. De igual modo, a pesar de que en este tipo de mecanismos se encuentran países africanos, no representa un cambio efectivo en las dinámicas extractivas capitalistas ni en las cadenas de valor globales. Esto se debe a que de las distintas etapas en las que se divide la cadena de valor minera, África, de forma escalonada y ascendente, por lo general solo participa en los primeros pasos. Es decir, los países africanos se involucran en mayor o menor medida desde la exploración, luego la extracción, hasta finalmente la exportación de las materias primas hacia otro continente7. En cambio, el procesamiento avanzado8, la comercialización y la distribución (etapas donde se generan la mayor parte de los beneficios), tienen lugar fuera de África (Stuart, 2022).

Por otro lado, proyectos como el Corredor de Lobito (Angola), han sido financiados por EE.UU. y respaldados por la UE. Esta iniciativa es una infraestructura estratégica desplegada para conectar por tierra los océanos Atlántico e Índico, lo que le confiere el nombre de “la ruta de los dos océanos” (Diversifica Mais, s.f.). De igual manera, conecta los puertos ubicados en el Atlántico con yacimientos de minerales críticos en el interior africano, fundamentalmente en la RDC y Zambia, lo cual acelera los procesos extractivos y el acceso a materias primas para su posterior exportación. Este último elemento evidencia el poco interés que existe por parte de Occidente en fomentar la industrialización africana o, simplemente, el procesamiento local, aspectos que generarían un mayor ingreso para las economías del continente (Braeckman, 2024).

A pesar de los crecientes y evidentes intereses de estas potencias en África, fuentes oficiales estadounidenses como el Departamento de Estado (2024) señalan también la importancia del Corredor de Lobito para la integración económica y la exclusividad transfronteriza, así como para la protección ambiental9. No obstante, la seguridad local y medioambiental se ha visto afectada de diversas maneras, principalmente por la deforestación masiva, lo que ha desplazado a comunidades nativas, alterado ecosistemas y tornado más vulnerable el terreno aledaño a estas zonas.

Presentada explícitamente por la UE en el año 2021 como una “asociación para un desarrollo sostenible e integrador”, la “Nueva estrategia UE-África” surgió con cinco temáticas; una de ellas enfocada específicamente en la transición ecológica y el acceso a la energía (Parlamento Europeo, 2021). Asimismo, en diciembre del propio año, se presentó la Global Gateway, una estrategia que promueve el desarrollo tecnológico y de los sistemas de salud y educación de todo el mundo. Dicha herramienta fue implementada en África con un paquete de inversiones sostenibles para “reforzar la transformación socioeconómica, ecológica y digital de África a través de fuentes innovadoras de financiación” (Comisión Europea, Global Gateway in Sub-Saharan Africa, s.f.). Posteriormente fue lanzada la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales, destinada a garantizar un suministro sostenible de materias primas fundamentales para la industria europea (Comisión Europea, 2024).

Si bien algunas de estas acciones están regidas por leyes y cuentan con estatutos que buscan transparencia y estabilidad para los procesos, también suponen riesgos para la autonomía política y económica de los países socios en África, resultando comprometedoras al estar vinculadas a intereses geoestratégicos y comerciales de las potencias anteriores. Igualmente, estas naciones han allanado los caminos de sus políticas energéticas exteriores en pos de desplazar al gigante asiático de las cadenas de suministro de RR.NN.

Estrategia de China en África

La cada vez más evidente presencia de África en los temas globales sobre minerales críticos, y la existencia de una gran parte de las reservas de los mismos en dicho continente, ha posicionado a China como principal actor económico de este. Durante décadas, el gigante asiático ha desplegado en el continente africano una política basada en la promoción de una cooperación integral a través del impulso de diversos proyectos tecnológicos.

Bajo el financiamiento y/o dirección del país asiático se construyeron, entre otros, la primera gran infraestructura transnacional en Africa - Ferrocarril Tanzania-Zambia (TAZARA)-, la primera Zona Económica Especial en Zambia y, en Yibuti, la primera base militar china fuera del territorio nacional.

Durante 16 años China se ha mantenido como el principal socio de África y, anualmente, el volumen comercial total ha presentado un crecimiento vital. Esto se concretó en 2024, donde la cifra del año anterior (282.1 mil millones de dólares) ascendió a un aproximado de 294 mil millones (China-Africa Business Council, 2024; Consejo de Estado de la República Popular de China, 2025).

La expansión económica china también se ha dado en los últimos años gracias al despliegue de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, (BRI: Belt and Road Initiative, por sus siglas en inglés). Esta ha protagonizado también el incremento de la inversión de este país en el continente africano, lo que se ha visto reflejado en un total de 29.2 mil millones de dólares, aproximadamente un 26% de la inversión china dentro del programa de la BRI (Nedopil, 2025).

Detrás de cada una de estas cifras se hallan esfuerzos impulsados a través de diversos foros, así como medidas que reflejan el empeño por afianzar los lazos del país asiático con los que representan la mayor parte de África. En este sentido, es válido destacar la relevancia del Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC). Dicha plataforma ha contribuido al crecimiento económico de varios países africanos, facilitando además el libre comercio y la cooperación en virtud del desarrollo económico de ambas partes. A partir de esto, la estrategia de China en el sector minero africano se ha robustecido con el empleo del joint venture (colaboración empresarial) y contratos a largo plazo.

En la RDC, por ejemplo, la mina Tenke Fungurume Mining S.A. (TFM), desde 2019, tiene una participación mayormente china. Con un 80% de la participación por parte de la empresa minera china CMOC Group Limited, y el 20% restante proveniente de la compañía congoleña Gecamines S.A., TFM se ha convertido en uno de los mayores productores de cobre y cobalto de la RDC y una de las principales fuentes de ingresos, local y nacional, por lo que representa el mayor empleador de la región (Copperbelt Katanga Mining, 2020).

Otra acción tomada por China fue la exención de aranceles para 33 países africanos, anunciada durante la Cumbre del FOCAC en 2024. Esto facilitaría la entrada en condiciones competitivas de productos al mercado chino (Cerus, 2024).

En términos de estrategias económicas -como la generación de dinámicas de cooperación favorables que han facilitado el acceso de los países africanos a infraestructura y financiamiento- China ha consolidado una posición de supremacía industrial frente a las demás potencias extranjeras en África. Esto también se ha sustentado en la postura del gigante asiático que, a diferencia de las potencias occidentales, no impone condicionantes ni políticas intimidatorias, lo que lo convierte en un socio favorable para muchos gobiernos africanos que optan por una mayor independencia frente al orden mundial tradicionalmente impuesto (Hojas, 2025).

A pesar de las evidentes garantías ofrecidas por China, el contexto africano evidencia lo difícil que resulta romper con los mecanismos extractivistas en la región, por lo que persiste el rol de África como proveedora de materias primas mientras el control manufacturero y tecnológico permanece concentrado fuera del continente, reproduciendo la desequilibrada cadena de valor global y el extractivismo como forma estructural de dependencia económica.

Otras potencias extranjeras en África

Más allá de la competencia entre las grandes potencias occidentales y China dentro del territorio africano, otros actores como Rusia y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han aumentado su presencia en diferentes aristas estratégicas del sector minero africano, donde de forma ascendente participan en proyectos con el objetivo de asegurar y fortalecer sus suministros de RR.NN. vitales para el desarrollo y la transición energética.

En el caso de Rusia, la explotación de grandes minas de cobre, como Udokan en Siberia, constituye una referencia a seguir que se replica en África a través de empresas conjuntas y acuerdos especialmente en Egipto, Sudáfrica y países del Norte de África (Hernández Polledo & Isasi, 2024). El discurso ruso enfatiza sobre la cooperación e impulsa proyectos con mayor grado de transferencia tecnológica. Sin embargo, el control sigue siendo principalmente ruso, y los beneficios para África, limitados, observándose un mantenimiento de las principales directrices de este fenómeno en África.

Por su parte, EAU, cuarto país en cuanto a inversión directa en África, ha consolidado una actividad extractivista en el continente, combinando inversión minera, control de puertos e infraestructura, así como inversión en energías renovables. Asimismo, son el mayor comprador de minerales en países como Mali, Sudán y Uganda (Collins, 2025).

En cuanto al despliegue de estrategias en el continente africano, EAU ha adquirido el control de cerca de 20 terminales portuarias y ha construido infraestructuras logísticas decisivas, como los puertos de Berbera y Dakar, asegurando el flujo eficiente de materias primas hacia el Golfo y mercados globales. Su apuesta por proyectos en África también trasciende a inversiones en energías renovables lideradas por la urbe ecológica de Masdar en ciudades africanas como Dakar (Senegal), Berbera (Somalia), Maputo (Mozambique) y Luanda (Angola). Aunadas, estas acciones configuran una estrategia multipropósito que asegura recursos para el crecimiento propio y de una industria de transición energética global, así como el aumento del comercio, de las inversiones en la región y el despliegue de infraestructuras (Garrido Guijarro, 2025).

La disyuntiva del extractivismo contemporáneo africano: ¿minería sostenible o acaparamiento verde?

El crecimiento de las estrategias extractivas analizadas parte fundamentalmente en la narrativa de la minería sostenible, basada en el aprovechamiento de RR.NN. y energéticos de un país determinado, maximizando los beneficios socioeconómicos y reduciendo los impactos ambientales (BBVA, 2024). Asimismo, este término es complementado con el de desarrollo verde que, de acuerdo con Silverio González (2022), es entendido como el “transitar hacia un nuevo modelo de gestión económica capitalista con un enfoque responsable del medioambiente y que combine la protección ambiental con la modernización”, así como la “necesidad de mantener los niveles de explotación de los recursos naturales en una relación ahora “amigable” con los ecosistemas” (p.132).

Sin embargo, esta visión requiere enormes volúmenes de minerales críticos, lo que sigue manteniendo en la retórica el discurso sostenible promovido en función de la transición energética y, por consiguiente, exacerbando la presión sobre los territorios africanos. El desarrollo verde, en lugar de ser inclusivo, en África retoma y profundiza la competencia imperialista por el control de recursos, rememorando la etapa colonial de los siglos XIX y XX.

Aunque el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) define que este contexto “resulta en un mejor bienestar humano y equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”, la demanda global de minerales críticos demuestra que en la práctica esto no se realiza en su totalidad. Es decir, las actividades mineras promovidas en el continente africano no se traducen concretamente en desarrollo local, predominando la exportación hacia otros países de dichas materias primas de las que solo un 2% es exportada dentro del propio continente (PWYP, 2024).

A su vez, el contexto actual africano ha favorecido la penetración de capital extranjero y la inversión en segmentos extractivos e industriales que, a decir de Silverio González (2022) “no siempre respeta los ecosistemas ni propicia la inclusión social” (p.132). Dentro de este aspecto el discurso de la minería sostenible ha sido fundamental para la propaganda y desarrollo del extractivismo, donde disímiles empresas catalogan sus acciones de responsables y respetuosas con las normas internacionales. Sin embargo, gran parte del crecimiento económico de África se ve frenado por dichos inversores, sin los que se podrían obtener 2.3 millones plazas laborales y un aumento de hasta 24 mil millones de dólares al PIB africano (PWYP, 2024).

Las consecuencias del accionar de los actores internacionales en torno al extractivismo en territorio africano han dado lugar al término de acaparamiento verde. Este surge como denuncia puntual desde movimientos sociales globales que advierten sobre la justificación ambiental que se le da a la irracional disposición de las tierras, en este caso africanas, en manos de monopolios extranjeros. Aunque por estas entidades se declara la no existencia de mecanismos de expropiación, estos se han reformulado bajo regulaciones como los bonos de carbono, los cuales eximen a sus portadores de cierta responsabilidad al emitir una determinada cantidad de dióxido de carbono o un equivalente en gases de efecto invernadero (Arko, 2024). Estas iniciativas abren una brecha para la libertad de operar sin consulta previa ni beneficios.

Aunque para denominar el carácter de las actividades extractivistas resulta contradictorio el uso de los términos minería sostenible y acaparamiento verde, este último no solo revela las discrepancias entre los discursos ambientalistas y las prácticas extractivistas, sino que también expone las asimetrías que persisten en la gobernanza de los RR.NN. Frente a este escenario, resulta imprescindible visibilizar las voces que cuestionan estos modelos impuestos, fortaleciendo alternativas que prioricen la justicia territorial y la soberanía local.

conclusiones

El extractivismo contemporáneo africano, con el impulso de China, Estados Unidos y la Unión Europea, y con la participación de actores como Rusia y Emiratos Árabes Unidos en menor medida, se configura actualmente como un mecanismo que reproduce políticas coloniales de expropiación, legitimado discursivamente mediante la lucha contra el cambio climático. En este marco, los minerales críticos y las fuentes de energía limpia se posicionan como motor fundamental para el desarrollo y la transición energética mundial.

La aspirada transición energética está condicionada, en gran medida, por recursos naturales que deberían estar regidos por una lógica ambientalista, en este caso, mediante la minería sostenible. Sin embargo, la aplicación de este proceso no se traduce específicamente en bienestar para África, sino que conduce a su subordinación en las cadenas de valor dentro del sector minero y a la pérdida de derechos territoriales. Por ello, diversos sectores sociales han denominado esta dinámica como acaparamiento verde, término que describe una práctica opuesta a la noción de minería sostenible.

La gran disyuntiva de la catalogación de las acciones extractivistas depende considerablemente del punto de vista desde el que se analicen estas políticas. No obstante, el escaso fortalecimiento que ha ganado la soberanía económica africana a partir de las inversiones solo evidencia que, lejos de representar un accionar en pos de las luchas contra el cambio climático y los derechos humanos, el extractivismo contemporáneo en África profundiza las dificultades en las condiciones de vida y desarrollo de las poblaciones locales. Esta contradicción plantea el desequilibrio global que impera, donde se presenta en el contienete africano como simple proveedor de recursos naturales.

Socioeconómicamente, el modelo extractivista genera un agravamiento de la precariedad laboral y doméstica, concentrando los recursos estratégicos en manos de monopolios extrarregionales y despojando considerablemente al continente de todo derecho sobre las abundantes materias primas disponibles. La justicia medioambiental, tal como se promueve hoy, representa más una estrategia de legitimación de la explotación que una estrategia de transformación estructural para los Estados africanos.

referencias

NOTAS

  1. Los minerales críticos son, aunque escasos, de vital importancia económica y fundamentales para la tecnología moderna. Algunos de estos minerales son: litio, cobalto, níquel, cobre y las denominadas tierras raras. Los minerales críticos han tomado el centro de atención en la batalla global por las materias primas esenciales en el desarrollo tecnológico, llegándose a considerar el oro del siglo XXl (Marcó del Pont, 2025).
  2. El término “acaparamiento verde” o “green grabbing” se refiere a la apropiación de tierras y recursos naturales bajo justificaciones ambientalistas. Frecuentemente se asocia al desarrollo sostenible y la conservación medioambiental, pero puede traer consigo la expropiación y exclusión de asentamientos locales (Pohl Schnake, 2019).
  3. La transición energética es el conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo energético para promover el uso de energías limpias y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
  4. El “capitalismo verde” pretende ser una estrategia para enfrentar la crisis ecológica. Mercantiliza la naturaleza, la sostenibilidad, y legitima nuevas formas de extractivismo, reproduciendo los mismos patrones capitalistas bajo una apariencia ecologista (Nadal, 2024).
  5. El “Green New Deal” (Nuevo Pacto Verde) es un conjunto de propuestas políticas en EE. UU. que busca descarbonizar la economía estadounidense en 10 años, garantizando empleo, justicia social y sostenibilidad. Está inspirado en el “New Deal” de Roosevelt como solución a la Crisis del 29 (Congreso de Estados Unidos, 2019).
  6. El “European Green Deal” (Pacto Verde Europeo) es una estrategia lanzada por la UE con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050 mediante una transformación económica hacia un modelo sostenible y competitivo (Unión Europea, 2019).
  7. La medida de la vinculación de los países africanos en estas primeras etapas de la cadena de valor está dada por la fuerte presencia de tecnologías y empresas extranjeras en el continente.
  8. El autor hace uso de “procesamiento avanzado”, ya que en muchos casos las mismas empresas extranjeras en África son las que comienzan con el procesamiento primario (trituración, molienda, entre otros).
  9. La protección ambiental para el Corredor de Lobito se traza a partir de una mejor implementación de las tecnologías y recursos para la construcción de este proyecto, donde se cumpla con los “más altos estándares internacionales” (Departamento de Estado de Estados Unidos, 2024).
  10. GudynasNuevoExtractivismo10Tesis09x2.pdf
    • Gudynas, E. (2018). Extractivismos: el concepto, sus expresiones y sus múltiples violencias. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global (143), 61-70. https//www. fuhem.es/papeles_articulo/extractivismos-el-concepto-sus-expresiones-y-sus-multiples-violencias/?srsltid=AfmBOoo7O8B_kNxH8iFVIK_8Maxga1lFNJCLygNjv4wJbdmDhXoxKFDG
    • Guterres, A. (2023). Secretary-General’s remarks at African Climate Summit. United Nations: https://www.un.org/sg/en/content/sg/statement/2023-09-05/secretary-generals-remarks-african-climate-summit
    • Hernández Polledo & Isasi, R. R. (2024). La II Cumbre Rusia-África: una relación de beneficio mutuo entre Moscú y el Sur Global. Cuadernos de Nuestra América. Nueva Época (10), 43-50. http://www.cna.cipi.cu/cna/article/view/194
    • Hojas, R. (2025). China en África: impacto geopolítico, deuda y desarrollo. Resumen Latinoamericano: https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/05/02/china-en-africa-impacto-geopolitico-deuda-y-desarrollo/
    • Marcó del Pont, A. (2025). Rebelión. El oro del siglo XXI: la guerra por el subsuelo: https://rebelion.org/el-oro-del-siglo-xxi-la-guerra-por-el-subsuelo/
    • Merchand Rojas, M. A. (2016). Neoextractivismo y conflictos ambientales en América Latina. Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, 163. Neoextractivismo y conflictos ambientales en América Latina.
    • Moyo, S. (2011). Primitive accumulation and the destruction of African peasantries. In U. Patnaik, & S. &. Moyo, The Agrarian Question in the Neoliberal Era: Primitive Accumulation and the Peasantry (pp. 62-81). Pambazuka Press. https://kalamkopi.wordpress.com/wp-content/uploads/2017/04/utsa-patnaik-the-agrarian-question-in-the-neoliberal-era.pdf
    • Nadal, A. (2024). ¿Qué es el capitalismo verde? BiodiversidadLA: https://www.biodiversidadla.org/Documentos/Que_es_el_capitalismo_verde
    • Nedopil, C. (2025). China Belt and Road Initiative (BRI) Investment Report 2024. Griffith Asia Institute y Green Finance & Development Center. https://doi.org/https://doi.org/10.25904/1912/5784
    • Parlamento Europeo. (2021, marzo). Nueva estrategia UE-África - Una asociación para un desarrollo sostenible e integrador. Servicio de Estudios del Parlamento Europeo: https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/ATAG/2021/690516/EPRS_ATA(2021)690516_ES.pdf
    • Pohl Schnake, V. (2019). Acaparamiento verde de tierras y áreas naturales protegidas. Aportes para su discusión. https://www.academia.edu/39537582/Acaparamiento_verde_de_tierras_y_%C3%A1reas_naturales_protegidas_Aportes_para_su_discusi%C3%B3n
    • Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA). (s.f.). Economía Verde. ONU para el medio ambiente: https://www.unep.org/es/regiones/america-latina-y-el-caribe/iniciativas-regionales/promoviendo-la-eficiencia-de-recursos-1
    • PWYP. (2024). How can Africa make the most of its transition minerals? Publish What You Pay (PWYP). https://pwyp.org/wp-content/uploads/2024/09/PWYP-transition-minerals-research-Draft-V4.pdf
    • Silverio González, Y. (2022). El neoliberalismo y la llamada “economía verde” en África: impactos socioeconómicos y ambientales. Cuadernos de Nuestra América. Nueva Época (03), 132. http://www.cna.cipi.cu/cna/article/view/80
    • Stuart, J. (2022). Value Chains Can Drive, and be Driven, by the AfCFTA. Perspectives on Africa’s trade and integration (tralacBlog): https://www.tralac.org/blog/article/15868-value-chains-can-drive-and-be-driven-by-the-afcfta.html
    • Tanzania-Zambia Railway Authority. (s.f.). Our history. Tazara Site: https://www.tazarasite.com/our-history
    • UNCTAD. (2024). Informe sobre el desarrollo económico en África 2024: Desbloquear el potencial comercial de África: impulsar mercados regionales y reducir riesgos. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo: https://unctad.org/es/publication/informe-sobre-el-desarrollo-economico-en-africa-2024
    • Unión Europea. (2019). The European Green Deal. https://ec.europa.eu/stories/european-green-deal/
    • Unión Europea. (2024). Minerals Security Partnership Forum. https://policy.trade.ec.europa.eu/help-exporters-and-importers/accessing-markets/raw-materials/minerals-security-partnership-forum_en
    • XINHUANET. (2017). La base de China en Yibuti no tiene como fin la expansión militar. XINHUANET en español: http://spanish.xinhuanet.com/2017-07/13/c_136441948.htm

notas

En su artículo “Social Forces, States and World Orders: Beyond International Relations Theory”, Robert W. Cox (1981) propone entender el desarrollo de los procesos globales mediante el concepto de estructura histórica, la cual está constituida por la interacción de las capacidades materiales, las ideas y las instituciones. De ellas emanan los distintos órdenes internacionales que, a su vez, sitúan, jerarquizan y definen los intereses y márgenes de posibilidad de los diferentes actores sociales. Cox utiliza este enfoque para criticar las teorías tradicionales de las Relaciones Internacionales, argumentando que estas naturalizan las estructuras existentes, en lugar de reconocerlas como construcciones históricas sujetas a cambios.

La crisis de 1890, también conocida como pánico de 1890, constituyó una profunda depresión que derivó en una crisis económica y financiera que afectó a Argentina durante la presidencia de Miguel Juárez Celman.

Se conoce como “Década Infame” al período entre 1930 y 1943 en Argentina, caracterizado por el fraude electoral, la corrupción política y una creciente dependencia económica del Reino Unido tras el golpe de Estado que derrocó a Hipólito Yrigoyen.

La Constitución de 1853 tomó como modelo la Constitución de Estados Unidos que establecieron los padres fundadores, inspirada en los principios del liberalismo clásico y la doctrina política del federalismo. Estableció un sistema republicano, con división de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Esta Carta Magna legitimaba un orden constitucional en función de los intereses de la oligarquía terrateniente agroexportadora.

La dictadura militar argentina utilizó la guerra de Malvinas en 1982 como una estrategia para desviar la atención de su creciente pérdida de legitimidad, la crisis económica y el descontento social. El régimen buscó generar un sentimiento de unidad nacional y reforzar su control a través del patriotismo, pero la derrota frente al Reino Unido aceleró su desgaste y contribuyó a su caída, dando paso a la transición democrática.

Para profundizar más sobre los vínculos entre los “think tanks”, las ONG y la dictadura de 1976, consultar Fuchs, J., y Vélez, J. C. (2007). Argentina de rodillas. Terrorismo económico de Martínez de Hoz a Cavallo. Editorial de Ciencias Sociales.

El kirchnerismo es un movimiento político argentino surgido en 2003 con la presidencia de Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández de Kirchner. Se enmarca dentro del peronismo y se caracteriza por un fuerte rol del Estado en la economía, políticas de inclusión social, confrontación con sectores de poder y un discurso basado en la defensa de la soberanía nacional y los derechos humanos. Ha influido de manera significativa en la política argentina del siglo XXI, generando tanto un respaldo considerable como una fuerte oposición.

La ideología liberal-libertaria combina elementos del liberalismo clásico y el libertarismo. Dentro de este marco, el anarcocapitalismo es una corriente radical que propone la eliminación total del Estado, argumentando que todas las funciones gubernamentales pueden ser reemplazadas por acuerdos voluntarios y mercados privados. Sus defensores sostienen que la propiedad privada y el libre comercio garantizan el orden social sin necesidad de una autoridad centralizada.

El término woke se refiere originalmente a estar “despierto” o consciente de las injusticias sociales, especialmente en temas de racismo y discriminación. Con el tiempo, su significado se ha ampliado para incluir diversas causas progresistas, aunque en algunos contextos se usa de manera peyorativa para criticar posturas percibidas como excesivamente políticamente correctas. [ La protección ambiental para el Corredor de Lobito se traza a partir de una mejor implementación de las tecnologías y recursos para la construcción de este proyecto, donde se cumpla con los “más altos estándares internacionales” (Departamento de Estado de Estados Unidos, 2024).][ La protección ambiental para el Corredor de Lobito se traza a partir de una mejor implementación de las tecnologías y recursos para la construcción de este proyecto, donde se cumpla con los “más altos estándares internacionales” (Departamento de Estado de Estados Unidos, 2024).]