Recibido: 6 de septiembre de 2025
Conflicto de Intereses:
Los autores declaran que no existen conflictos de intereses relacionados con el artículo.
Contribución de Autoría:
No aplica
Agradecimientos:
No aplica
Financiación:
No aplica
PrePrint:
No publicado
Aceptado: 10 de octubre de 2025
Derechos de Autor:
Los derechos de autor son mantenidos por los autores, quienes otorgan a la Revista Científica Universitaria Ad Hoc los derechos exclusivos de primera publicación. Los autores podrán establecer acuerdos adicionales para la distribución no exclusiva de la versión del trabajo publicado en esta revista (por ejemplo, publicación en un repositorio institucional, en un sitio web personal, publicación de una traducción o como capítulo de un libro), con el reconocimiento de haber sido publicada primero en esta revista. En cuanto a los derechos de autor, la revista no cobra ningún tipo de cargo por el envío, el procesamiento o la publicación de los artículos.
Cómo citar (APA, séptima edición):
Aciego Moreno, A. A. y Suárez Rodríguez, K. (2025). La geopolítica de la Alianza de los Estados del Sahel: una alternativa emancipadora y antihegemónica. Revista Científica Universitaria Ad Hoc. 6(4). p 42-54.
resumen
La investigación analiza la Alianza de los Estados del Sahel como un proyecto geopolítico contrahegemónico en el contexto de África Occidental, surgido tras los golpes de Estado en Malí, Burkina Faso y Níger. Esta Alianza es una respuesta al legado del colonialismo y neocolonialismo francés, caracterizado por la dependencia económica, la injerencia militar y la instauración de gobiernos locales serviles a intereses extranjeros. La inestabilidad regional e instrumentalización del terrorismo por potencias occidentales condicionaron el surgimiento de Juntas Militares con agendas emancipadoras y antiimperialistas. En un contexto de transición intersistémica hacia la multipolaridad, la coalición se conceptualiza como un mecanismo de integración regional alternativa que busca la emancipación mediante la defensa colectiva, la expulsión de tropas extranjeras, la soberanía sobre los recursos naturales y su rol respecto a la supremacía de Occidente, viéndose un incremento de las influencias de la República Popular China y la Federación Rusa en el continente. Aunque se destaca el potencial de esta para desafiar el orden occidental y promover un desarrollo endógeno, se reconocen sus limitaciones: su corta existencia y su limitada capacidad para proyectar influencia panafricana y consolidar una agenda unificadora frente a la oposición de organismos regionales.
Palabras Clave: Alianza de los Estados del Sahel, neocolonialismo francés, terrorismo, multipolaridad.
ABSTRACT
The research analyzes the Alliance of the States of the Sahel as an anti-hegemonic geopolitical project, in the context of West Africa, emerging after the coups in Mali, Burkina Faso, and Niger. This Alliance is a response to the legacy of French colonialism and neocolonialism, characterized by economic dependence, military interference, and the establishment of local governments subservient to foreign interests. Regional instability and the instrumentalization of terrorism by Western powers conditioned the emergence of military juntas with emancipatory and anti-imperialist agendas. In a context of inter-systemic transition towards multipolarity, the coalition is conceptualized as a mechanism of alternative regional integration that seeks emancipation through collective defense, the expulsion of foreign troops, sovereignty over natural resources, and its alternative role to the supremacy of the West where the People’s Republic of China and the Russian Federation have increased their influence on the continent. Although its potential to challenge the Western order and promote endogenous development is highlighted, its limitations are recognized: its short existence and its limited capacity to project pan-African influence and consolidate a unifying agenda in the face of opposition from regional organizations.
Keywords: Alliance of Sahel States, french neocolonialism, terrorism, multipolarity
introducciÓn
Al sur del desierto del Sahara, la región del Sahel es un cinturón de tierra de cinco mil kilómetros que va desde la costa atlántica de África hasta el mar Rojo. La zona comprende cuatro países que bordean el lago Chad: Camerún, Chad, Níger y Nigeria, así como Burkina Faso, Gambia, Guinea, Malí, Mauritania y Senegal (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 2024). La región alberga una amplia variedad de recursos naturales como yacimientos de oro, petróleo y uranio, lo que convierte el territorio en un punto estratégico para los intereses de los grandes capitales transnacionales.
Históricamente, como consecuencia de la colonización, el panorama político y económico del continente africano ha estado caracterizado por una profunda deformación estructural del aparato estatal y una posición periférica en el contexto internacional. Esto se ha visto expresado desde la distorsión social provocada por la trata de personas esclavizadas hasta la perpetuación de la dependencia económica hacia las ex metrópolis coloniales, estableciendo un sistema capitalista de corte marginal y propulsor del subdesarrollo en la región.
En el siglo XXI, gran parte de África continúa subordinada a los intereses imperialistas, con Estados dirigidos por burguesías compradoras1 al servicio del capital foráneo que protegen las relaciones neocoloniales. Esta situación provocó el deterioro, en estos países, del estatus de gobernabilidad2 , conduciendo a una crisis política agravada. Asimismo, las brechas sociales se han incrementado a la par de la inestabilidad regional, sirviendo de caldo de cultivo para el surgimiento, penetración y expansión de redes terroristas en la zona del Sahel, lo que ha agudizado la crisis de seguridad.
Ante este contexto, surgen procesos que rompen con el orden establecido del neocolonialismo en el Sahel: una ola golpista de Juntas Militares con agendas políticas antiimperialistas que pretenden desmontar los mecanismos generadores de dependencia impuestos por las potencias Occidentales. Esta tendencia ha tenido lugar, principalmente, en tres países: Malí, Burkina Faso y Níger. Estos nuevos Estados militares crearon la Alianza de Estados del Sahel (AES) en septiembre de 2023, en aras de potenciar un proyecto anti hegemónico que desafíe los intereses imperialistas en la región.
La presente investigación se propone analizar la Alianza de Estados del Sahel desde una perspectiva contrahegemónica hacia el neocolonialismo europeo. Para ello, se identificarán los factores que, desde el periodo colonial hasta hasta la creación de las Juntas Militares, determinaron el surgimiento de la alianza.
desarrollo
El legado subdesarrollante del colonialismo y el neocolonialismo
El proceso de colonización de África tuvo sus particularidades respecto a otras zonas geográficas, como América Latina y Asia, pues se produjo en la fase imperialista del desarrollo capitalista. Este se organizó a partir de la Conferencia de Berlín, donde las potencias imperialistas de Europa occidental subordinaron al continente a sus intereses en la búsqueda de fuentes de materias primas. Además, se acordó la ocupación militar como forma de legitimación del control territorial, por lo que el despliegue de tropas en África fue masivo, desplazando los elementos tradicionales y la cultura de las sociedades africanas. Como consecuencia, a través de la implementación de las relaciones de producción capitalistas, el proceso colonizador provocó la inserción periférica del continente en la División Internacional del Trabajo3 , negando a África sus propias lógicas de desarrollo y estableciendo la segregación de sus pueblos.
Cabe destacar que el proceso de colonización fue heterogéneo a partir de las propias potencias ocupantes. El caso de África Occidental, donde se ocupa el objeto de estudio de la investigación, se distinguió por la ocupación francesa. Esta metrópoli se caracterizó por el uso de un gobierno directo, basado en el control de las instituciones, lo que derivó en la dominación política y económica de la subregión. Asimismo, en el aspecto social, Francia utilizó la denominada “política de asimilación”, cuyo objetivo era la imposición de la cultura francesa a sus colonias, avasallando el elemento cultural; un ejemplo de ello fue la instauración de la lengua francesa (African History, 2023).
En el aspecto económico, la zona del África Occidental se basó esencialmente en el comercio de productos tradicionales para la exportación y el establecimiento de plantaciones (Álvarez Acosta, 2011). Esto limitó el desarrollo natural de la infraestructura y la industria de los países de la región, lo que se tradujo en una incapacidad de recircular el capital y condicionó el carácter dependiente a las alternativas de la burguesía imperialista.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, en las colonias africanas se evidenció una radicalización del pensamiento independentista. A causa de condicionantes externas como la victoria de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre el fascismo y la descolonización de Asia, a su vez, los altos niveles de descontento popular a lo interno se tradujeron en el surgimiento de una conciencia de clase, lo que condicionó el agravamiento de las contradicciones entre colonias y metrópolis (Álvarez Acosta, 2011).
Como consecuencia de ello, Francia optó por otorgar la independencia en bloque a todas sus colonias después del fracaso en el “Referéndum de la Unión Francesa”, donde se consultaba la posibilidad de la anexión de los países africanos a la Unión Francesa. Sin embargo, la exmetrópoli implementó mecanismos que garantizaban su influencia y presencia en las nuevas Repúblicas, manteniendo las relaciones de dependencia.
En el plano armado, se instauraron bases militares francesas en zonas estratégicas de las ciudades africanas y unidades de fuerzas de intervención inmediata basificadas en Francia (Chaigneau, 1984; Aymeric, 2020). Esto permitía la represión, a través de la injerencia, de movimientos emancipatorios que surgieran en el área subsahariana, a la par que aseguraba la protección de los intereses extractivistas de las élites. Desde la década del 60, se han contado 52 operaciones por parte del Estado europeo en la región (The Conversation, 2025).
Referente a la esfera económica, se heredaron las deudas coloniales e implementaron dos divisas distintas, una destinada a África Occidental y otra a la zona Central, bajo el nombre de Franco CFA (Colonias Francesas de África) (Urbisaglia, 2023). La moneda colonial, en su esencia, estableció la convertibilidad fija al franco francés, la libertad de trasferencia dentro de la zona franco y garantizó la subordinación al banco europeo mediante préstamos a los nuevos Estados africanos (Samba Sylla, 2023). Esto supuso un instrumento de drenaje de excedentes y limitación de la soberanía monetaria, lo que restringió el acceso a sus propios fondos, forzándolos a solicitar préstamos a los franceses a tarifas comerciales fijas, lo que impidió la libertad financiera de estos países (Diplomacia Activa, 2021).
El proceso de descolonización en las excolonias francesas no significó una independencia práctica, sino la instauración de un régimen neocolonial mediante los acuerdos denominados “política de cooperación” o Françafrique (Diplomacia Activa, 2021). Este sistema perpetuó la dominación metropolitana a través de mecanismos de sujeción económica, militar y política, mediante el apoyo a una burguesía compradora local aliada a los intereses imperialistas. Así, la independencia política devino en una dependencia estructural integrada en la División Internacional del Trabajo con gobiernos serviles a los intereses imperialistas e incapaces de garantizar estabilidad regional.
En el contexto de la Guerra Fría, el continente africano no estuvo exento de las disputas por el alineamiento a los bloques antagónicos del sistema internacional. En la región de África Occidental, específicamente, se evidenció el surgimiento de movimientos revolucionarios con proyectos socialistas que rompían con el modelo neocolonial imperante. Un ejemplo de ello fue el golpe militar que devino en el gobierno del líder Thomas Sankara en Burkina Faso (1983-1987). El mandatario formó un programa panafricanista y antineocolonial que promovía la soberanía y la desvinculación de las potencias occidentales. A pesar de su corto tiempo en el poder, Sankara sentó un precedente para la historia burkinesa. Finalmente, fue asesinado por su mano derecha Blaise Compaoré, quien se alió con Francia para deponerlo y detener el programa emancipador.
Para finales de los años 80, el continente africano fue objeto de la aplicación de fórmulas neoliberales de gobierno: la eliminación de la función económica y social del Estado; las privatizaciones e instauración de una economía de mercado; la apertura externa a través del trato favorable a las inversiones extranjeras y el fomento a los rubros económicos exportables (Mutti, 2011). El resultado de su aplicación fue el agravamiento de las condiciones objetivas del subdesarrollo, caracterizadas, principalmente, por la promoción de cultivos destinados a la exportación en detrimento de aquellos objetivos de la auto-subsistencia (Mutti, 2011). Esto devino en la crisis de hambruna en el continente para finales de la década del 90.
La etapa neoliberal significó un retroceso para los Estados africanos en materia económica y política. A partir de la naturaleza de las medidas, se perpetuó aún más el neocolonialismo, debido a que las estructuras africanas no se desarrollaron, pues se estabeció un modelo de crecimiento hacia el exterior. En este contexto, surgen gobiernos que responden a los intereses imperialistas.
La amenaza del terrorismo en la región del Sahel
El terrorismo ha experimentado un aumento considerable en los últimos 15 años en la región del Sahel. Este proceso denominado como “sahelización” de los movimientos insurgentes, surge a partir de la expansión del Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) a la zona subsahariana, a partir de la inestabilidad causada por la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) luego de la caída del gobierno de Gadafi en Libia y la intervención de los tuaregs4 en Malí, Níger y el norte de Mauritania (González, 2021).
Los movimientos insurgentes, catalogados por los medios occidentales como grupos “yihadistas”, se han convertido en un factor de inestabilidad para la zona subsahariana. Entre los principales grupos terroristas en el área se destacan el AQMI, caracterizado por su estructura definida; y se encuentran los katibas, células o brigadas que resultan inestables por la falta de mando (González, 2021).
La expansión de los grupos terroristas hasta el año 2020 se ha concentrado, principalmente, en tres países: Malí, Níger y Burkina Faso (Anexo 1). En estos territorios se han desplegado distintas células que permiten un rango de ataque superior. Según Marta Driessen (2022), estas áreas resultan proclives al reforzamiento de las fuerzas insurgentes debido a los síntomas de descomposición social generada por la explotación neocolonial. La pobreza estructural, la falta de perspectivas y la desposesión de recursos crean el caldo de cultivo para que estas fuerzas encuentren base social y conformen un corredor de crimen organizado en la zona.
Paralelamente, esta situación ha sido funcional a las potencias imperialistas, en específico Francia y Estados Unidos, proporcionando el pretexto para la intervención militar permanente y consolidando un aparato securitario que garantiza el control de los recursos estratégicos en la región en lo que puede interpretarse como una forma de acumulación por desposesión5 . Un ejemplo de ello es la Operación Barkhane, dirigida por fuerzas francesas, la cual basó su estrategia en la capacitación de las fuerzas locales y en la promoción de mecanismos de coalición internacional desde el año 2014 hasta el 2022 (Altuna Galán, 2024).
Sin embargo, estas intervenciones militares no impidieron el aumento de la inestabilidad en estos países, debido a que esta situación le permite a Francia expandir su control por los territorios africanos y mantenerlos completamente dependientes. En este sentido, se evidencia la instrumentalización de estos grupos terroristas como un pretexto para prolongar la presencia internacional en los territorios africanos.
La ruptura con el orden neocolonial: Emergencia de las Juntas Militares
Ante el contexto de la situación socioeconómica agravada por la COVID-19, se dan las condiciones para el surgimiento de una ola de golpes de Estado en la zona del África Occidental. Estos procesos golpistas deben entenderse como la reacción popular canalizada por sectores del ejército contra gobiernos que responden a intereses foráneos, incapaces de garantizar la seguridad nacional y la soberanía. La llegada de Juntas Militares con un discurso antiimperialista y nacionalista, entre las que destacan por su radicalidad las de Malí (2020), Burkina Faso (2022) y Níger (2023), representa una ruptura con el bloque de poder neocolonial y un desafío directo a la hegemonía francesa y occidental en la región.
El primer país en acontecer un golpe de Estado exitoso fue en Malí. En el año 2020, este país presenció un descontento popular a partir de los resultados en los comicios legislativos, así como la realización de demandas de renuncia del presidente por su mala gestión frente al terrorismo (Bèle, 2020; González, 2023). Esto devino en el asalto al cuartel Kati y la posterior dimisión del presidente Aboubakar Keita. La presidencia fue tomada por el Coronel Assimi Goita, luego de un contragolpe en el año 2021. A partir de este proceso, han ocurrido 10 intentos de golpes de Estado en la región de África Central y Occidental (Lawal, 2024).
Luego, en el año 2022, ocurrió el golpe de Estado en Burkina Faso por fuerzas internas del ejército al mando de Ibrahim Traoré. Este ocurre en un contexto de crisis de seguridad en el territorio, debido a la ocupación del 40% por grupos y células terroristas. Asimismo, el 26 de julio de 2023, se une Níger a la oleada golpista con la toma de gobierno por el General Abdourahamane Tchiani (Lawal, 2024).
Estos gobiernos militares se diferencian de sus precedentes en la región, entre otros elementos, por el origen de clase social y la orientación ideológica de sus líderes, el respaldo y participación activa de organizaciones y sectores populares, y una base programática nacional endógena, panafricana y antiimperialista. Por tanto, las dirigencias militares que integran los Estados del África Occidental se distancian de los golpes arquetípicos aliados con Occidente durante las décadas de 1960 y 1980.
Desde los medios de comunicación occidentales, estos movimientos son presentados como dictatoriales e ilegítimos basándose en la naturaleza golpista de su ascenso al gobierno. En este sentido, se ha desplegado una campaña internacional de descrédito de las Juntas Militares, alegando su distanciamiento de los paradigmas democráticos establecidos por las ex metrópolis, y la supuesta violación de los derechos humanos en estos países. Sin embargo, la campaña mediática ignora la tradición de los pueblos africanos e impone una visión diferente, por lo que se proyecta con sesgos hacia las nuevas dinámicas en África Occidental. Estas campañas responden a un enfoque occidentalista que, en última instancia, refleja los intereses extranjeros.
Los nuevos gobiernos militares se han caracterizado por la implementación de un programa emancipador. Entre las principales medidas establecidas se encuentra la expulsión de las tropas francesas desplegadas en estos territorios, así como la nacionalización de los principales recursos naturales. En este sentido, se presenta un proyecto emancipador que busca el desarrollo interno de los países del África Occidental.
Asimismo, han desplegado una campaña de reivindicación cultural. Esto es una expresión de la necesidad de acompañar las transformaciones estructurales con un proyecto genuino y nacional. En este sentido, la radicalización de estos procesos ha sopesado la carga ideológica en el ejercicio de búsqueda de la identidad propia que la intervención imperialista francesa desplazó durante el periodo colonial.
El proceso hacia la emancipación: La geopolítica tras la Alianza de los Estados del Sahel
Los golpes de Estado han dividido el consenso subregional entre quienes apoyan y rechazan la llegada al gobierno del estamento castrense (Hernández Pollero, 2024). En este sentido, tanto la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO) y el G5 Sahel 6 han rechazado a los nuevos gobiernos militares. Específicamente, la CEDEAO ha impuesto sanciones económicas a las Juntas, así como amenazas de intervenciones militares a la República de Níger. Ante las hostilidades de estas organizaciones, los Estados de Burkina Faso, Malí y Níger, acordaron retirar sus membresías de los mencionados grupos internacionales, lo que demarcó el inicio de una nueva alianza.
La creación de la Alianza de los Estados del Sahel se oficializó con la carta Liptako-Gourma (diciembre de 2023), donde se establecen los objetivos principales, normas correspondientes a la coalición y preceptos de la asociación. Esta emerge como un mecanismo de concertación política y se basa, esencialmente, en la defensa colectiva entre los Estados frente a agresiones externas como redes terroristas, el crimen organizado en la región, y amenazas de naturaleza militar o económica. Asimismo, se estipula que cualquier violación de la soberanía o integridad territorial de un miembro es una agresión contra todas las partes del grupo, lo que obliga a una respuesta coordinada y mutua (Liptako-Gourma, 2023).
Con esta premisa, en marzo de 2024, se crearon las Fuerzas Conjuntas de la Alianza de los Estados del Sahel, cuya primera operación se realizó un mes después. En esta línea, durante el año 2025, los tres Estados miembros han optado por incrementar el volumen de sus tropas (que comprenden cinco mil efectivos), desarrollar capacidad aérea propia, equipamiento especializado y recursos de inteligencia autónoma (Al Mayadeen Español, 2023).
En adición, la alianza comprende una estrategia económica de desarrollo que potencia las relaciones comerciales entre estos países. En la carta Liptako-Gourma, se establece la financiación a través de contribuciones de los Estados Miembros. Además, se anunció la creación de un banco de inversión confederal, el cual se financiará mediante gravámenes aduaneros (Resumen Latinoamericano, 2025). Este plan, en última instancia, busca reemplazar el mecanismo de deuda neocolonial del Franco CFA y promover el financiamiento autónomo a los programas de desarrollo.
La recuperación de los recursos naturales bajo control foráneo, especialmente aquellos con valor en la industria energética, se perfila como otro de los puntos esenciales de la Alianza, terminando así con el ciclo de acumulación por desposesión. Como parte de este plan, se prevé la construcción de una central eléctrica confederal para reducir la dependencia energética y redirigir las materias primas antes destinadas a la exportación hacia la industria nacional (Resumen Latinoamericano, 2025).
Además, la integración de los mencionados tres Estados del Sahel se consolida como un bloque contrahegemónico a la influencia de Occidente, siendo la supremacía de los paradigmas neoliberales en los elementos culturales una de las principales formas de dominación. En este sentido, se realizan eventos culturales y de conocimiento como talleres y foros con alto valor tradicional.
Otro aspecto significativo de la Alianza es la recomposición de nuevos acuerdos de cooperación y alianzas estratégicas con la Federación Rusa y la República Popular China. Por una parte, el apoyo ruso se destaca en la esfera militar y de seguridad por la cooperación en operaciones de contrainsurgencia, con el apoyo del Africa Corps7 , y el suministro de armamento y equipamiento. Asimismo, la Federación Rusa ha accedido a negociaciones con el sector energético para la financiación de programas de extracción y explotación de recursos naturales.
Además, China ha incrementado considerablemente su presencia en el continente africano con la creación, desde el año 2000, del Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC, por sus siglas en inglés). A través de este mecanismo, ofrece financiamiento a los Estados africanos e incrementa sus áreas de influencia. Específicamente, se ha expandido por la zona del Sahel mediante la inversión en infraestructura manufacturera, por lo que resulta un importante socio económico para los países de la zona (Organisation for Research on China and Asia, 2022). El gigante asiático ha dirigido su financiamiento hacia distintos rubros económicos de la región, específicamente en la minería, energía y seguridad, desplazando a antiguas organizaciones como Sahel 5G.
Mientras organizaciones africanas e internacionales se niegan a colaborar e invertir en los países de la AES bajo el pretexto de ser gobiernos ilegítimos, la estrategia económica china es muy pragmática y mantiene su actividad comercial con los distintos gobiernos, respetando su autodeterminación e ideología. En este sentido, la relación con las Juntas Militares del Sahel no ha presentado cambios en las inversiones realizadas por el Estado chino (Forum Africa-China Cooperation, 2024). Esto se evidencia con la participación de los tres países africanos a la Conferencia de la FOCAC, donde se acordó un presupuesto de 50 billones de yuanes para distintos sectores de interés para ambas partes (Semanario Universal, 2024).
En un contexto complejo de transición a un sistema multipolar, Rusia y China se benefician de la pérdida de influencias de Francia en el continente africano. Esto les permite afianzar sus nuevos paradigmas de relacionamiento entre los países de la región y las grandes potencias. Asimismo, posibilita la expansión económica en un territorio reconocido por la riqueza en recursos naturales y las carencias legadas de los modelos colonial y neocolonial.
La unificación militar de los Estados del Sahel y el programa de emancipación económica han sentado las bases para el desarrollo de una fuerte agenda panafricanista, cuya premisa es la búsqueda de la identidad africana y el desarrollo de los Estados africanos, alejándose del atrasado modelo neocolonial existente. En esta línea, se evidencia el interés sustancial de traducir la autodeterminación política de estos gobiernos en la independencia económica que demanda un plan progresista y social, priorizando esferas como la alimentación y la energía. Sin embargo, dada su incipiente etapa de formación, la Alianza de Estados del Sahel cuenta con reducidas capacidades para proyectar influencia en terceros países y, de esta forma, articular un programa panafricanista unificador e identificativo.
CONCLUSIONES
La conformación de la Alianza de los Estados del Sahel fue determinada por la contradicción fundamental entre el neocolonialismo y los gobiernos militares de carácter nacionalista con aspiraciones de soberanía y desarrollo endógeno. Este proceso fue catalizado por la crisis estructural originada por la expansión del terrorismo y el fracaso de las intervenciones militares occidentales que son, a su vez, resultado de la imposición de un modelo neocolonial subdesarrollante; creando las condiciones para el surgimiento de un proyecto de integración panafricanista basado en la autodeterminación y la lucha contra la explotación imperialista.
El proceso emancipatorio ha demandado el desmontaje de los mecanismos de dominación neocolonial y la apuesta por una integración económica y militar por parte de los Estados miembros de la Alianza. Consecuentemente, la influencia de la Federación Rusa y la República Popular China ha posibilitado la flexibilización de las políticas de presión económica impuestas por organizaciones financieras proccidentales, así como proporcionado el equipamiento militar para garantizar la capacidad combativa contra las redes criminales y la defensa territorial; a la vez que ha convertido a la zona del Sahel en un terreno en disputa entre los grandes poderes en el contexto de la transición a la multipolaridad, donde Francia, Estados Unidos, Rusia y China son los principales actores externos.
Aunque es de reciente constitución, la AES ha logrado avances en la materialización de un proyecto antiimperialista, entendido hacia la reconstitución de una soberanía territorial y la integración económica y cultural de sus Estados. Ello se evidencia a partir de la expulsión de tropas foráneas, la implementación del programa de independencia económica, la defensa colectiva ante los intentos de agresión y la ruptura con la burguesía compradora para devolver al Estado la soberanía sobre sus recursos naturales.
Además, la coalición, con la salida concertada de la CEDEAO y el G5 Sahel, demuestra el interés en la creación de nuevas estructuras institucionales al margen de los intereses y la influencia occidental. Igualmente, los proyectos de infraestructura energética conjunta y la facilitación del comercio intra-saheliano promueven un circuito económico que disminuye la dependencia del mercado y el capital imperialista occidental.
Otro aspecto crucial sobre la Alianza lo supone el cambio superestructural de los procesos, promoviendo un discurso que reivindica la identidad nacional y los elementos tradicionales frente a la amenaza de la colonización cultural. Del mismo modo, ello ha garantizado un amplio respaldo de organizaciones y sectores sociales a los gobiernos militares, lo que legitima los programas de las Juntas Militares.
REFERENCIAS
notas
anexos

Anexo 1
Fuente: Elaboración propia, con datos de la ACLED Data base. ACLED
connect/403edb0044639570ad11bde307648e49/EEE19-badillo-politicas-publicas-accion-cultura-lexterior-espana+.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=403edb0044639570ad11bde307648e49
• Prensa Latina. (25 de octubre de 2023). Cuba presente en encuentro regional de educación y cultura. https://archivo.prensa-latina.cu/2023/10/25/cuba-presente-en-encuentro-regional-de-educacion-y-cultura
• Méndez Reyes, E. (2018). Diplomacia Cultural. Aproximación al concepto: y apuntes sobre el modelo de diplomacia cultural en España. Revista de Gestión Cultural. https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/114280/10816-42180-1-PB.pdf?sequence=1
• Noya, J. (2007). Diplomacia pública para el siglo XXI. Barcelona: Ariel. ISBN: 978843440004
• Nye, J. (2004). Soft Power: The Means to Succes in World Politics. https://www.academia.edu/28699788/Soft_Power_the_Means_to_Success_in_World_Politics_Joseph_S_Nye_Jr
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023a, 20 de enero de 2023). Visita del antropólogo francés Máxime Toutain a Quisicuaba. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023b, 16 de febrero de 2023). Visita de la ministra de Cultura, Artes y Patrimonio de la República Democrática del Congo, Caterine Kathunga Furaha. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023c, 19 de abril). Visita de los médicos residentes de la Universidad de Granada, Guillermo García y Abelardo Martín Galán. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023d, 27 de junio). Visita del artista estadounidense Jonathan Hoard. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023e, 9 de junio). Visita de Josep Puxeu Rocomora. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023f, 24 de julio). Visita de niñas, niños y adolescentes del proyecto “Pueblos Amigos del Mundo”. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
• Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023g, 14 de octubre). Visita de las eurodiputadas Mónica Silvana González, Sabrina Pignedoli, Ana Miranda Paz y el asistente Pablo Luciano Sanjorge. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
connect/403edb0044639570ad11bde307648e49/EEE19-badillo-politicas-publicas-accion-cultura-lexterior-espana+.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=403edb0044639570ad11bde307648e49
Prensa Latina. (25 de octubre de 2023). Cuba presente en encuentro regional de educación y cultura. https://archivo.prensa-latina.cu/2023/10/25/cuba-presente-en-encuentro-regional-de-educacion-y-cultura
Méndez Reyes, E. (2018). Diplomacia Cultural. Aproximación al concepto: y apuntes sobre el modelo de diplomacia cultural en España. Revista de Gestión Cultural. https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/114280/10816-42180-1-PB.pdf?sequence=1
Noya, J. (2007). Diplomacia pública para el siglo XXI. Barcelona: Ariel. ISBN: 978843440004
Nye, J. (2004). Soft Power: The Means to Succes in World Politics. https://www.academia.edu/28699788/Soft_Power_the_Means_to_Success_in_World_Politics_Joseph_S_Nye_Jr
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023a, 20 de enero de 2023). Visita del antropólogo francés Máxime Toutain a Quisicuaba. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023b, 16 de febrero de 2023). Visita de la ministra de Cultura, Artes y Patrimonio de la República Democrática del Congo, Caterine Kathunga Furaha. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023c, 19 de abril). Visita de los médicos residentes de la Universidad de Granada, Guillermo García y Abelardo Martín Galán. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023d, 27 de junio). Visita del artista estadounidense Jonathan Hoard. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023e, 9 de junio). Visita de Josep Puxeu Rocomora. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023f, 24 de julio). Visita de niñas, niños y adolescentes del proyecto “Pueblos Amigos del Mundo”. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Quisicuaba [@quisicuaba]. (2023g, 14 de octubre). Visita de las eurodiputadas Mónica Silvana González, Sabrina Pignedoli, Ana Miranda Paz y el asistente Pablo Luciano Sanjorge. https://www.instagram.com/quisicuaba?igsh=MXRtcWR6bm90YjZxbw==
Bibliografía
NOTAS
Canadá, Alemania, Comisión Europea, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, España, Suecia, Suiza.
El GAFIC surgió como resultado de las reuniones convocadas en Aruba, en mayo de 1990, y en Jamaica, en noviembre de 1992. Fue creado con el objetivo de lograr la aplicación efectiva y el cumplimiento de las diecinueve Recomendaciones particularmente elaboradas por ellos, así como las Cuarenta Recomendaciones del GAFI. Hacia el año 2000, su membresía estaba compuesta por: Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Bahamas, Barbados, Belice, Bermudas, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Costa Rica, Dominica, República Dominicana, Granada, Jamaica, Montserrat, Antillas Neerlandesas, Nicaragua, Panamá, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Islas Turcas y Caicos, Trinidad y Tobago y Venezuela.
El PC-R-EV fue creado por interés del Comité de Ministros del Consejo de Europa, en coordinación con el GAFI, con el fin de llevar a cabo ejercicios de autoevaluación y evaluación mutua de las medidas contra el LA vigentes en los veintidós países del Consejo de Europa que al momento no contaban con membresía en el GAFI.
El GAP estuvo compuesto inicialmente por Australia, Bangladesh, Taipei Chino, Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, República Popular China, Filipinas, Singapur, Sri Lanka, Tailandia, Estados Unidos y Vanuatu (FATF, 1997, p. 25).
En 1997, se desarrolló la Primera Conferencia sobre Blanqueo de Dinero en África Austral y Oriental. Como consecuencia de esta última, y como resultado de una Reunión de Ministros y Representantes de Alto Nivel, celebrada en Arusha, Tanzania, los días 26 y 27 de agosto de 1999, se logró la creación del ESAAMLG, coordinado inicialmente por Tanzania y con una composición de catorce Estados miembros de la región: Botsuana, Kenia, Lesoto, Malaui, Mauricio, Mozambique, Namibia, Seychelles, Sudáfrica, Suazilandia, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue (FATF, 1997, p. 25).
Al momento de su creación el GAFISUD estuvo compuesto por: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay.
Entre las organizaciones con las que intercambió el GAFI en el periodo 2001-2011 se encuentran: Banco Africano de Desarrollo, Grupo Egmont de Unidades de Inteligencia Financiera, el Banco Central Europeo (BCE), la Asociación Internacional de Supervisores de Seguros (IAIS), el Comité Interamericano contra el Terrorismo de la Organización de Estados Americanos (OEA/CICTE), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), el Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El GEA fue creado en Moscú, el 6 de octubre de 2004, con una composición inicial de seis países miembros: Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, la República Popular China, la Federación Rusa y Tayikistán.
El MENAFATF, se fundó en Manama (Bahrein), el 30 de noviembre de 2004, con una composición inicial de 14 países miembros: Arabia Saudí, Argelia, Bahréin, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Líbano, Marruecos, Omán, Qatar, República Árabe Siria, Túnez y Yemen.
El EBR exige que los países adapten su sistema ALA/CFT a la naturaleza de sus riesgos particulares, permite aplicar medidas reforzadas cuando los riesgos sean mayores y medidas simplificadas cuando sean menores. Como resultado, los países podrán optimizar sus recursos para detectar delitos financieros, adoptar medidas coercitivas y aplicar medidas preventivas que correspondan a los riesgos de sectores o actividades concretos. (FATF, 2012, p. 16) Dicho enfoque abarca no solo las instituciones financieras de los países, sino también las APNFD, sí realizan prestación de servicios financieros, por lo que están sujetas a las Recomendaciones del GAFI (Gómez, 2022, p. 42).
El Grupo Egmont se creó en 1995 para facilitar la cooperación entre entidades, actualmente conocidas como Unidades de Inteligencia Financiera (UIF), en la lucha contra el lavado de activos. Con el paso del tiempo, la misión de las UIF y del Grupo Egmont se ha ampliado de manera que fueron también incluidos los delitos precedentes asociados y el financiamiento del terrorismo. El Grupo Egmont se dedica y consagra a la colaboración y cooperación internacional entre las UIF. (Egmont Group of Financial Intelligence Units, 2014, p. 3)
El término sanciones financieras dirigidas significa tanto el congelamiento de activos como las prohibiciones para prevenir que los fondos u otros activos sean suministrados, directa o indirectamente, para el beneficio de las personas y entidades designadas. (Grupo de Acción Financiera Internacional [GAFI], 2012, p. 129)
El GABAC es un organismo de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central y al momento de su inserción en el GAFI, estaba compuesto por: Camerún, República Centroafricana, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial y Gabón. Se creó en 2000 con el mandato de luchar contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo, evaluar el cumplimiento de las normas del GAFI por parte de sus miembros, proporcionar asistencia técnica a sus Estados miembros y facilitar la cooperación internacional.
Se refiere a innovaciones financieras propiciadas por la tecnología que podrían dar a lugar a nuevos modelos de negocio, aplicaciones, procesos o productos con un efecto sustancial sobre los mercados y las instituciones financieras y la prestación de servicios financieros. (Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, 2018, p. 5)
El término RegTech hace referencia a un conjunto de empresas y soluciones que aúnan la tecnología y la normativa para abordar los requisitos normativos en todos los sectores, incluidos los servicios financieros. (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria , 2016, p. 1)
Los Papeles de Panamá han sido considerados la mayor investigación periodística mundial sobre los negocios offshore, ocultos durante décadas. Fue liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, a partir de una mega filtración de 11,5 millones de documentos secretos del estudio panameño Mossack Fonseca (Fitz Patrick, s.f.)
REFERENCIASBIBLIOGRÁFICAS